7 de abril 2016 - 00:00

María Marull: “La escena off es un lugar preciado”

María Marull: “El teatro tiene algo de lo que otros lenguajes carecen, y es que una vez que se estrena la obra sigue creciendo a lo largo del tiempo”.
María Marull: “El teatro tiene algo de lo que otros lenguajes carecen, y es que una vez que se estrena la obra sigue creciendo a lo largo del tiempo”.
María Marull se ha convertido en una figura de peso en el teatro independiente. Acaba de iniciar el segundo año en cartel de su obra "La Pilarcita", que escribió y repuso en El camarín de las musas (viernes y sábados a las 20 y a las 22), y regresó con "Yo no duermo la siesta", sobre texto de su hermana melliza Paula Marull y que María protagoniza (miércoles a las 21 en Espacio Callejón). Además, participa en "Según Roxy, la obrita", los sábados a las 18 en La Comedia, que ofrece una mirada irónica de la maternidad.

Dialogamos con ella sobre pueblos chicos, lo "artesanal" del off, los hijos, y de cómo es convivir con el ahora internacionalmente famoso Damián Szifrón tras el éxito de "Relatos salvajes", donde participa en el primer episodio.

Periodista: Trabaja en dos obras, en una como actriz y en otra como directora, ¿en qué se espejan y en qué se diferencian?

María Marull:
Ambas presentan un universo en común que tiene que ver con nuestra infancia, con los pueblos de la niñez. También aparece el vínculo nuestro de hermanas, que en "Yo no duermo la siesta" son las dos nenas y en "La Pilarcita" son esas dos amigas. Creo que tiene que ver con ese vínculo de dos que tuvimos y tenemos con mi hermana Paula, nos acompañamos, compartimos muchas cosas, entre ellas la profesión. Con Paula jugábamos mucho a la siesta, vivíamos en Rosario en una cortada tranquila, mi papá vivía en Esquina, un pueblo de Corrientes donde pasábamos todos los veranos. De hecho ahora vamos y conservamos muchos amigos, mis abuelos maternos vivían en Laboulaye, Córdoba, de modo que hay algo que sale, que no es buscado pero que trae imágenes que llevo adentro porque es lo que conozco, a la inversa de lo que me pasa con Buenos Aires, no podría hablar de esta ciudad.

P.: Pero vino a vivir a Buenos Aires hace más de 20 años...

M.M.:
Sí, me encanta Buenos Aires, reniego y me quejo de cosas pero tampoco idealizo el pueblo. En "La Pilarcita" aparece el personaje de Selva, que llega de la ciudad, y se ve el contraste. Pero no tengo espíritu nostálgico, no idealizo el pueblo ni demonizo la ciudad, sin embargo en la obra evidentemente el tema del pueblo queda en primer plano y, de nuevo, no fue buscado, yo lo planteé como un contexto. El desarraigo cuesta, claro, y cuando voy al pueblo me encanta, pero sólo por unos días, y ojo que también hay estrés en los pueblos. Mi papá, que vive en un pueblo divino, fumaba cuatro atados por día, aunque lo hiciera mirando el horizonte.

P.: ¿Cómo es el trabajo en el teatro off? Montar la obra propia, conseguir sala, intentar que sea redituable..

M.M
.: El teatro independiente es un trabajo bastante artesanal. Tiene la virtud de que podés armar tu equipo, y se trabaja con mucha libertad para todo. En mi caso todo parte de una necesidad expresiva, y el objetivo es llevar a cabo la obra, lo cual es bastante trabajoso, buscar elenco, que te den sala, en cambio en el teatro comercial hay una maquinaria detrás, está la productora. Sin embargo para mi el teatro independiente es un lugar preciado, permite llevar a cabo cualquier cosa que uno tenga el deseo de hacer. Después está la suerte, de ahí que la obra perdure o no dependerá del boca en boca, porque carece del aparato publictario, de figuras que convocan por sí solas. Los dos o tres primeros meses permanece porque uno invitia amigos y se mantiene, pero puede ser de vida corta o que perdure gracias a algo misterioso que se arma.

P.: ¿Qué etapa le gusta más de la creación de una obra?

M.M.: Escribirla en soledad me gusta, pero también disfruto de abrir el juego y elegir actores, sumar a los diferentes integrantes para hacer las luces, vestuario, escenografía. El teatro tiene algo que otros lenguajes no, que una vez que se estrena la obra sigue creciendo. Este es el segundo año de "La Pilarcita" y es evidente la transformación que sufrió desde el estreno y la primera función hasta el día de hoy, porque siempre agregamos algo y los actores se apropian de los personajes, se divirten más, es algo que está vivo y crece. Uno como actor a veces necesita la mirada del director y volver a lo marcado. Y esto pasa sobre todo en el off, porque suele haber una función por semana y el director puede ir siempre, a diferencia del comercial que pueden ser 10 funciones semanales. En este ámbito se pueden cuidar más los detalles.

P.: El público tiende a creer que repetir la obra semanalmente se convierte en un trabajo algo mecánico y hasta rutinario para el actor, ¿es así?

M.M.:
Para nada, cambian mucho las funciones de una a otra semana, porque los actores a veces están más conectados, o más cansados, y mucho depende del público, que es es muy importante en teatro. Si el público responde y por ejemplo se viene riendo mucho en alguna parte, uno se acostumbra y de repente si no se rieron uno internamiente se empieza a deprimir. En cine filmás y listo, con todo lo que eso implica desde ya, pero en cambio en teatro con cada escena el actor percibe qué le pasa el público.

P.: ¿Qué le interesó de esa mirada burlona y ácida de la maternidad que ofrece"Según Roxy"?

M.M.:
El guión captura un punto de vista muy cercano a mi realidad. El intento desesperado por acomodarse para poder hacer todo, desarrollarse profesionalmente y estar con los hijos. Para eso hago malabares con el tiempo. Habla con mucho humor de cómo una vive los grupos de watsapp de las madres del jardín, la autoexigencia de hacer todo bien, cómo una puede estar desbordada como madre. La obra y antes los videos de Youtube me acompañan en este proceso.

P.: ¿La maternidad aportó o fue en desmedro de su faceta profesional?

M.M.:
En mi caso me obligó a organizarme, encontré algo favorable en la disciplina, por ejemplo a la hora de escribir. "O escribo ahora así o no escrito", digo cuando tengo el momento. Escribir tiene 10% de inspiración y 90% de transpiración, escribir libremente es precioso pero después hay que cortar, reescribir, siempre me ayudó escribir en algún espacio coordinado por algún maestro, de hecho "La Pilarcita" la escribí en la EMAD con Mauricio Kartún.

P.: ¿Cómo es trabajar en lo mismo que su marido, Damián Szifrón?

M.M.:
Hay un espacio enorme en la casa y en la vida para hacer lo que nos gusta, y nos acompañamos en lo procesos de cada uno. Su mirada me interesa muchísimo en los trabajaos que hago, viene a los ensayos, me da su punto de vista, me ilumina. Lee las obras, nos consultamos y también me da sus guiones le doy mis devoluciones. Hablamos mucho de nuestro tabajo, es a la inversa de la mayoría que llega a su casa y corta, en nuestro caso seguimos porque quisiera poder tener más tiempo para hacerlo.

P.: ¿Cómo vivió la vorágine de viajes y premios para "Relatos salvajes"?

M.M.:
Fue especialmente movido porque ocurrió el mismo año en que nació nuestra segunda hija, Eva. Lo vivimos con entusiasmo, sorpresa y fue intenso. Abrió muchas puertas y estuvimos a las corridas. Damián se la pasó viajando ese año pero es cierto que la bebé los primeros meses necesitaba más de la mamá. Y también es cierto que son cosas que pasan una vez, se fue al Oscar, ni más ni menos.

Entrevista de Carolina Liponetzky

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